Seguimos con la campaña #MujeresGuerreras, en honor a todas las mujeres luchadoras que día tras día demuestran lo guerreras que son. Hoy nos gustaría hablar de unas guerreros japonesas que se han labrado un hueco en la historia de su país: Las #MujeresGuerreras del Japón Antiguo.
Generalmente, cuando pensamos en las mujeres de Japón, nos imaginamos a unas mujeres vestidas de kimonos de colores vivos, con maquillaje blanco y labios rojos, que vivían en las cortes o grandes casas señoriales como mujeres de compañía de Emperadores, Shogun o Terratenientes. Lo que se conoce como las Geishas. Podríamos pensar en un principio como la cultura japonesa como una sociedad machista y centrada en el hombre. Al margen de algunas facetas que puedan parecernos machistas, como podríamos encontrar en cualquier cultura, lo cierto, es que desde la antigüedad, Japón se ha fundado con una cultura matriarcal increíble:
A diferencia de otras culturas, la cultura japonesa gira en torno a una diosa femenina, Amaterasu, la diosa del Sol, protectora de Japón y de la cual desciende la familia más sagrada del país del Sol Naciente, la familia Imperial. Además se le considera la primera mujer en tomar las armas, por lo que se convierte en símbolo para las futuras #MujeresGuerreras de Japón.
Las #MujeresGuerreras en Japón. eran llamadas como "Onna Bugeisha", literalmente "Maestra de las Artes Marciales" o "Maestra Guerrera". Eran consideradas el equivalente femenino de los samurais y se caracterizaban por una gran fiereza y valentía que rivalizaba con la de sus homónimos masculinos. A pesar de que no son muy famosas, si fueron muy reconocidas en la historia japonesa.
Surgieron entre los siglos VIII y XII ante la necesidad de protección del hogar en ausencia de sus esposos. En muchas ocasiones, los esposos abandonaban sus hogares en busca de alimentos, para comerciar en otros pueblos y ciudades o, se encontraban combatiendo en el ejército de su Terrateniente. Una aldea llena de mujeres y niños llamaban la atención de pequeños grupos de asaltantes que veían una oportunidad de robar o incluso aprovecharse de ellas. Por este motivo, las mujeres decidieron aprender artes marciales y el manejo de diferentes armas a fin de proteger sus hogares y su descendencia. Se especializaron en el manejo del Naginata (una lanza larga con una hoja afilada en la punta), que era muy versátil y ligera, permitiendo compensar una menor fuerza con la ventaja de un arma larga. También usaban cuchillos y dagas que eran fáciles de esconder.
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Onna Bugeisha empleando una Naginata. |
El hecho de que las mujeres participasen en la guerra solo si era estrictamente necesario pues se les consideraba las más indicadas y preparadas para educar a los hijos con amor y comprensión, hace que no hubiese muchas figuras femenina reconocidas en la batalla. Sin embargo, debemos señalar a tres especialmente:
La primera de ellas es la Emperatriz Jingu, esposa consorte que reinó Japón durante más de 60 años. Según cuenta la tradición, ella misma dirigió el ejército Japonés en la conquista de los antiguos reinos de Corea por el año 200 d. C., blandiendo un hacha en la mano.
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La Emperatriz Jingu a su llegada a Corea. |
La segunda de ellas, era Tomoe Gonzen, la más famosa onna bugeisha, esposa del samurai Minamoto Yoshinaka, y que según relata la obra Heike Monogatari: "Tomoe era especialmente hermosa, de piel blanca, pelo largo y bellas facciones. También era una excelente arquera, y como espadachina era una guerrera que valía por mil, dispuesta a confrontar un demonio o un dios, a caballo o a pie. Domaba caballos salvajes con gran habilidad, cabalgaba por peligrosas pendientes sin rasguño alguno. Cuando una batalla era inminente, su marido la enviaba como su primer capitán, equipada con una pesada armadura, una enorme espada y un poderoso arco, ella era más valerosa que cualquier otro de sus guerreros".
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Tomoe Gonzen |
Y la última es Nakano Takeko, una guerrera del Clan Samurai Aizu que fue instruida en las artes del combate y participó en la batalla Gonshin del siglo XIX, donde llegó a dirigir a un ejército solo de mujeres.
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Nakano Takeko |
Estas no son todas las que hay, pero si desde luego, las más famosas. Un ejemplo de que incluso en las culturas con gran tradición de guerreros masculinos, también existen importantes figuras femeninas que son un símbolo de fortaleza y superación que desde luego, son dignos de admiración.